TEMAS DE ACTUALIDAD
Al final:
Una mujer recibirá el Canal

Minerva J. de Batista
Educadora
Aunque parezca
irónico, dada la fragilidad de la contextura del género
femenino, 20 años atrás ningún panameño
hubiera visualizado que una mujer de nuestras campiñas
fuera la escogida por Dios para recibir el Canal. Y nosotros
mucho menos lo hubiéramos creído en vista de la
marcada inclinación machista tan arraigada en nuestras
costumbres y hasta en los avatares de la política criolla,
de la cual Panamá no ha sido la excepción.
En medio de los festejos que se vislumbran como marco del
año venidero, una mujer recibe el Canal, acompañada
de todo su pueblo, el próximo 31 de diciembre... Sólo
esta idea - que es un hecho irreversible - revolotea con tan
elegante estilo en nuestro pensamiento, que no cesamos de reflejar
en nuestro rostro aquella bíblica risa de Sara, la mujer
de Abraham, cuando a su edad, el Buen Dios le comunicó
que iba a ser madre. Y no somos "exagerados" al afirmar
que esa misma risa se asoma en el semblante de todas las mujeres
de este amado país, porque independiente de que la señora
presidenta, doña Mireya Moscoso sea arnulfista, ella representa
en este trascendental acontecimiento, a todas las mujeres de
Panamá, a saber: campesinas, citadinas, pobres, ricas,
obreras, estudiantes, profesionales, mestizas, blancas, negras,
jóvenes o mayores, pero todas panameñas, en la
misma forma en que representa a todos los demás, sin distingo
de partido político alguno, ya que por voluntad popular,
es la presidenta de cada uno de los panameños.
Nuestra reverente mirada se posa en los rostros juveniles
de estudiantes, que con febriles bríos empuñaron
en sus diestras la bandera tricolor, para que ondeara soberana
en esa región de nuestro territorio; y abrigamos la esperanza
que un día la historia erija sus efigies ante el altar
de la Patria en tan alto pedestal como pudo ser tan grande su
amor al ofrendar sus vírgenes alientos por la dignidad
de su pueblo. A la postre, particularmente a nuestra memoria
sin lugar a dudas, se asoma el recuerdo del mandatario de la
dignidad: Don Roberto "Nino" F. Chiari, quien en aquellos
aciagos días de enero de 1964, supo lavar a fuerza de
patriota leal, el oprobio y el ultraje a nuestro país,
al decidir doblegar la columna vertebral de una relación
con el colono del Norte, para fortalecer la nacionalidad en medio
del forcejeo por el rescate de nuestra soberanía.
Ahora, en este tramo del camino, con la risa de Sara en nuestro
semblante, pero con los pies bien puestos en tierra, es digno
y de obligatorio proceder, que el compromiso de seguir sirviéndole
a este terruño, vaya de la mano con la alegría
de saber que el Canal es nuestro y que debemos seguir custodiando
el buen prestigio que en función de servicio se ha ganado.
La transferencia del Canal pasará a los anales, sin
lugar a dudas, como el producto del empeño que todo un
cúmulo de generaciones plasmó bajo el símbolo
de los Tratados Torrijos-Carter. Pero más aún:
quedará plasmada en la historia istmeña que fue
una sencilla mujer, heredera del legado del ilustre expresidente
doctor Arnulfo Arias Madrid, quien recibió en sus delicadas
manos -como presidenta por elección popular- las llaves
de las compuertas de un Canal que se abrirá a todas las
naciones del mundo para recibirlas en su seno con un saludo fraternal
y soberano.
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