El Ejército mexicano y otras instituciones federales y estatales despidieron ayer con honores a seis de los ocho militares cuyos cadáveres decapitados fueron encontrados en Guerrero, sur de México, presumiblemente asesinados por miembros del crimen organizado.
"Este lamentable hecho constituye una ofensa a las instituciones en su conjunto, especialmente a quienes vestimos el uniforme castrense. Fue un grave error de los delincuentes este atrevimiento", dijo en una breve alocución el comandante Enrique Alonso Garrido, participante en el acto.
La muerte de los siete militares y un ex mando policial, que fueron encontrados ayer decapitados cerca de la capital del estado, se suma a la del sargento de Infantería Carlos Alberto Navarrete registrada el pasado 9 de diciembre.