Sobre las operaciones del colombiano David Murcia en Panamá, todavía hay mucha tela que cortar. Ahora saltó la liebre al reportarse que la Unidad de Análisis Financiero (UAF), no reportó al Ministerio Público las operaciones sospechosas del directivo de la empresa DMG, que es investigada en Colombia por montar un sistema de captación de dinero tipo pirámide y por lavado de dinero.
El asunto es preocupante, porque al panameño común le ponen toda clase de trabas para la apertura de una cuenta bancaria y un hombre que mueve millones de dólares, no levanta las sospechas de los funcionarios.
Murcia no se mantenía a bajo perfil en Panamá. El colombiano se mostraba en discotecas, compraba toda clase de propiedades, establecía un número plural de sociedades anónimas, abría cuentas bancarias y conducía autos lujosos. ¿Nada de eso era sospechoso?
Quizás las autoridades locales optaron por esquivar las investigaciones, pero tarde o temprano, ya sea en Colombia o en Estados Unidos, la telaraña de sus operaciones será desenredada.
Panamá no ha sido muy efectiva en las investigaciones de blanqueo de capitales. Se incautan cada año toneladas de drogas, pero para completar los sumarios sobre lavado de dinero se toman años y pocas veces se logran condenas.
El problema es que el lavado de dinero no sólo involucra a los carteles, sino a bancos y empresas, lo que dificulta el avance rápido de las sumarias. Hay controles, pero siempre se buscan fórmulas para darle la vuelta a la ley.
Los encargados de reportar las operaciones sospechosas de David Murcia deben dar una explicación, porque reza el dicho, el que calla otorga.