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Milciades A. Ortiz Jr.
Colaborador

El joven de veinte años no tiene un recuerdo claro de cómo vivimos durante los últimos años de la dictadura. Para él Noriega es una figura que despierta curiosidad, y no es de extrañar que piense que se ha exagerado sobre su maldad.

Ese joven está preocupado por las muchachas y las discotecas; la música estridente y los concursos de bailes. Claro que necesita un diploma pero ahora lo "coge suave", porque piensa que hay que divertirse en esta época de su vida.

Los que no pueden olvidar son sus padres, quienes arriesgaron vida y propiedades luchando por el retorno de la democracia a Panamá. Meses atrás, cuando identificaron los restos de Helidoro Portugal, el recuerdo de muchas cosas negativas volvió a la mente de esos padres, como ardientes latigazos.

Trataron de hablar con su hijo sobre lo que significó para el país que unos militares descarados y corruptos, se tomaran el poder por veintiún años. También se le conversó sobre la responsabilidad de algunos civiles encubridores y aprovechadores.

Pero notaron que el joven los escuchaba por respeto. El era un niño de nueve años cuando las banderitas blancas y los golpes en las ollas eran el pan de cada día de la patria panameña.

Aunque el chiquillo recuerda vagamente a soldados de E.U. por su calle y cuidando los supermercados, no entiende eso de la invasión, ni cómo unos malos panameños llevaron al borde del comunismo y la miseria a este país "alegre y confiado".

Entre sus padres a veces se habla que si es conveniente "olvidar el pasado, el calvario y la cruz" y ver hacia el futuro. Pero la angustia y los malos recuerdos de hijos fuera del país porque aquí no había trabajo, de familiares violados y ultrajados por policías que luego se convirtieron en mansos corderos, de "yo no fui, yo no estuve allí", no los deja olvidar. Tampoco la falta de justicia que ha caracterizado el nuevo período llamado rimbombante "democrático", puede curar las heridas... y ahora aparecen los huesos de decenas de desaparecidos que según los ex militares soberbios, debieron "suicidarse" porque nadie los mató...!

¡Claro que hay que mirar hacia adelante! Luchar porque Panamá no vuelva a caer en el caos político causado por civiles politiqueros, quienes permitieron el ascenso al poder de los militares dictatoriales, narcotraficantes, etc.

Claro que hay que seguir gritando las verdades históricas, para que aquellos que eran muy pequeños ayer, sepan la crueldad que envolvió este país, convirtiendo en bestias a seres humanos que realmente eran unos enormes cobardes... como lo demostró la invasión!

Claro que hay que recordar el odio que quisieron inculcarnos hacia los E.U. quienes traficaban con las drogas que destruyen la juventud de ese y otros países, incluyendo el nuestro...

No queremos otra invasión que venga a traer la democracia que no pudimos conseguir agitando pañuelitos blancos y aporreando ollas. Pero eso significa que tampoco queremos que politiqueros sinvergüenzas destruyan la concordia del país, llevados por sus mezquinos intereses.

¡No quiero olvidar!, porque mañana o pasado puedo levantarme un día y ver que todo volvió hacia atrás, debido a que panameños ingenuos pensaron que la "historia no se repite en espiral" y que nosotros aprendimos la lección...

 

 

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