El cuerpo del ex general chileno, Augusto Pinochet Ugarte, será sepultado hoy en una ceremonia militar, en medio de la división de todo un país por el oscuro pasado y el legado que dejó el otrora dictador sudamericano.
Por la muerte de Pinochet sólo se decretó celebrar honores militares y la izada de la bandera chilena a media asta en instalaciones de la milicia. Sin embargo, el Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet se negó a declarar duelo nacional.
El cadáver del ex dictador fue velado ayer, vestido con su uniforme de gala del Ejército en la Escuela Militar, por familiares, militares y simpatizantes.
En la cubierta del féretro se ha extendido una bandera de Chile y colocado el sable de Pinochet, conforme a lo que el reglamento del Ejército chileno establece cuando fallece un comandante o ex comandante en jefe.
En silencio, simpatizantes y curiosos han desfilado de forma lenta pero incesante ante la urna, bajo cuyo cristal se puede observar el rostro del ex gobernante, que fue cuidadosamente maquillado antes de exponerlo al público.
El Ejército chileno abrió las puertas de su principal instituto de formación militar para que todo aquel que lo desee participe en el velatorio, que comenzó con un responso a cargo de un capellán militar.
Su viuda, Lucía Hiriart, sus cinco hijos y los comandantes en jefe del Ejército, Oscar Izurieta, y de la Marina, Rodolfo Codina, así como el general director de Carabineros, José Bernales, destacaban entre los presentes.
También acudió el cardenal y arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, quien saludó con afecto a los familiares del fallecido general.
Además, oró por la patria, pidió por la serenidad de las personas y bendijo la urna.
TRASLADO
El traslado del cadáver se realizó en la madrugada del lunes desde el Hospital Militar de Santiago, la capital chilena, donde falleció Pinochet en las primeras horas de la tarde del domingo.