Si la voz es el retrato del alma, luego habrá almas escandalosas. Tener un buen tono de voz no significa gritar para tener una conversación, y sobre todo con un tono que lástima el oído. La voz se educa. Sin embargo, es común escuchar en la casa, en la oficina... en el teléfono, al oído... en cualquier ocasión, ciudadanos que no sólo tienen un tono de voz elevado, sino que ese tono de voz resulta no grato.
Y con esa voz lastimera se dirigen a su interlocutor en una conversación que se supone es de dos, pero que es escuchada sin intenciones de ello, por terceros. Además, a ese tono altísimo de voz lo acompaña una risa loca en ocasiones, que crea dudas en interpretar si es alegría o dolor.
Pareciera que la sociedad se ha acostumbrado a escuchar esas voces escandalosas en los hombres, o tal vez se les adjudica por alguna razón, pero cuando se escucha en una mujer, suena más grosero por ser supuestamente ella la vía de dulzura, sutileza, gentileza y demás. La chabacanería y la "racataquería" son casi vecinas. La forma de decir las cosas y el tono de voz ayudan mucho a clasificarse en una de esas dos categorías.
Y una voz aguda, chillona y elevada, puede resultar aún más desagradable. Por ello, a practicar frente a un espejo para lograr una voz educada, enamoradora, sensual, agradable al oído. Sòlo es cuestión de práctica y voluntad. Una voz agradable, es mejor que una escandalosa. Usted debe entende que la persona que lo escucha no es sorda. |