Hasta el momento el Centro Nacional de Coordinación de desastres de ese país , ha contabilizado por lo menos 450 muertos y 636 desaparecidos, la mayoría en la provincia oriental de Albay, donde el tifón provocó un gigantesco deslizamiento de barro y cenizas del volcán Mayon, que enterró decenas de pueblos.
En total son cerca de 1, 1 millones de victimas, entre las cuales se calculan el 45 por ciento son niños, según la Organización Mundial para la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
“Las agencias de la ONU ya han enviado equipos de evaluación a la zona, donde habrá que prestar mucha atención a la propagación de enfermedades como el cólera o la malaria, dado que las infraestructuras de saneamiento están muy dañadas”, aseguró la portavoz de la OMS, Fadela Chaib, en Ginebra, donde tienen sede la mayoría de las agencias humanitarias.
El gobierno Filipino ha pedido el envió prioritario, de pastillas potabilizadoras de agua, material medico y medicamentos suficientes para atender a unas 10.000 mil personas durante tres meses, con el propósito de suplir la carencia de hospitales que hayan sido dañados por el Tifón.