Al menos diez personas murieron distintos ataques registrados en las últimas horas del fin de semana, en el este de Afganistán, informaron fuentes oficiales.
Seis policías perdieron la vida ayer, al estallar una bomba activada por control remoto en el vehículo en el que viajaban, en la provincia de Paktiya, en el este del país.
El viceportavoz del Ministerio de Interior, Mohammad Rasa, precisó que en el momento del atentado los policías se dirigían hacia la sede de uno de los Equipos de Reconstrucción Provincial (PRT) de la Fuerza para la Asistencia a la Seguridad (ISAF) en el área de Sari Mangal, en Paktiya.
Además este sábado perdieron la vida al menos cuatro personas en un ataque de la OTAN también en el este del país.
El jefe de la Policía provincial de Laghman, Hakim Omeryar, informó de que al menos cuatro civiles murieron y otra resultó herida, el sábado, en un ataque aéreo de la OTAN contra una casa que supuestamente había levantado sospechas. Un portavoz de la Alianza en Kabul confirmó el bombardeo contra la vivienda, pero negó que hubiera víctimas civiles.
Este ha sido el año más sangriento que ha vivido Afganistán desde la caída del régimen talibán, tras la invasión liderada por EEUU en 2001, con más de 3.900 muertos desde primavera, cuatro veces más que el año pasado, aunque la mayor parte de las víctimas han sido militantes talibanes.