Hay gente que se compromete a jugar con sus compañeros de trabajo y quedan mal desde el primer día. Se supone que en la primera semana deben sorprender a su angelito con un dulce o una galletita, pero se hacen de la vista gorda y no regalan nada.
En algunas oficinas públicas y privadas sólo se logran escuchar los lamentos: "Para qué me metí en esto"; "voy a salirme a tiempo antes que me regalen algo que no me guste", etc.. En otras oficinas se han tomado los murales para poner papelitos anunciando lo que desean o reclamando a sus angelitos el por qué no se han manifestado.
Este jueguito, muy popular para estos días, hay veces que, en vez de unir lo que provoca es más división que el carajo. Todos sabemos que esta época el verbo más conjugado es regalar, pero esta acción debe hacerse de corazón para que no existan malos entendidos, así que te recomendamos ceñirte a las reglas del juego para que tus compañeros no se molesten.
Hay una razón por la cual algunas personas no participan en este juego de amigo secreto. Todos o casi todos fueron víctimas de malos jugadores que no regalaron lo que esperaban o simplemente regalaron chucherías.
Este mes debe reinar el amor entre todos. Esos sentimientos de odio o amargura deben ser desechados para siempre, porque Dios espera que todos nos amemos de verdad. No caigamos en la hipocrecia de ser diferentes este mes, pero el próximo año somos los mismos malos amigos o compañeros de trabajo. El amor debe ser duradero. Por favor, no hagas como cuando das la mano a tu hermano en misa en el momento de la paz, pero a penas pisas afuera del templo, comienzas a maldecir.
Hermano, si usted está quedando mal en su empresa, bájese del bus y sorprenda a ese compañero o compañera con algo que jamás olvidará. No permita que hablen mal de usted porque de eso sí estará seguro: Nadie podrá borrar esa mala imagen.