Los meses de mayo y junio pasado fueron de mucho movimiento en Los Libertadores. Los residentes de este sector del corregimiento de Bethania, generalmente tranquilo, protagonizaron una serie de protestas. La razón: Una construcción cercana estaba haciendo detonaciones que estaban afectando los edificios del área.
Primero, los moradores solamente estuvieron fuera de los edificios, reuniéndose para ver qué iban a hacer, porque de seguir con las explosiones, se quedarían sin lugar donde vivir. Y como los bombazos no cesaban, decidieron hacerse sentir.
No fue una sola vez que los afectados decidieron cerrar la vía Ricardo J. Alfaro, conocida como la Tumba Muerto, protestando porque se acabaran las detonaciones. Nunca se enfrentaron con las unidades Antimotines de la Policía Nacional, tal vez porque dentro de los manifestantes habían niños.
Las autoridades trataban de cooperar en lo que estaban dispuestos, se hicieron pruebas durante varias de las explosiones, pero la única consigna de ellos era "¡No más explosiones!".
Las protestas cesaron cuando protagonizaron la última protesta en la Tumba Muerto. Ésta duró hasta entrada la noche, afectando a miles de conductores que usan esta importante vía.
Pero la solución llegaría: El entonces viceministro de Gobierno y Justicia, Alejandro Pérez, se presentó al lugar y solicitó a los manifestantes despejar la vía y conversar con él sobre el problema que tenían. La alegría fue grande para Los Libertadores cuando dijo, después de ver pedazos del edificio Z-2 que se habían caído horas antes, que las detonaciones iban a ser suspendidas.
Reuniones se dieron, diálogos sucedieron, y la negativa de seguir detonando era la consigna, pese a que el exviceministro Pérez quería pruebas para tomar una determinación definitiva, así no les gustara a los afectados.
Por esa negativa, se suspendieron los diálogos y la cosa quedó congelada.
Con el cambio de Gobierno, el asunto perdió tonalidad y se fue como escondiendo.
Crítica hizo contactos con los protagonistas de este problema. La profesora Isis de Vaz de Melo, vocera del Comité Pro Defensa de Los Libertadores, manifestó que no ha sabido nada del asunto, incluso, la construcción está paralizada, y los herbazales están cubriendo el terreno, coronado por una gran roca.
Por su parte, el representante del corregimiento de Bethania, Iván Picota, señaló que actualmente el Ministro de Gobierno y Justicia, Héctor Alemán, mantiene conocimiento del caso, pero que hasta que no se diga otra cosa, las detonaciones siguen suspendidas.
Se han escuchado rumores de que la empresa encargada de hacer las detonaciones hace gestiones para solicitar un nuevo permiso, pero sin lograr gran avance.
Por el momento, la vida sigue en Los Libertadores, pero quienes fueron afectados por las detonaciones de mitad de año y los demás residentes no han volteado la mirada que permanece fija sobre el terreno, por si acaso se les ocurriera volver a estremecer el barrio. Muchos osjos están abiertos... en alerta.
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