Cuánto hubiéramos deseado estar junto a usted, pero esperamos que al despertarse y leer esta carta sienta que estamos cerca de usted.
En este día tan especial, quisiéramos decirle cuánto la queremos y que hemos tenido tanta suerte en ser sus hijas. En este día tan especial, quisiéramos darle las gracias; darle las gracias por habernos dado nuestras vidas, por sacrificar todo lo que ha dejado de tener por brindárnoslo a nosotras, por querernos tanto, por regañarnos, por sus consejos, por habernos criado, pero al mismo tiempo dejarnos crecer, por dejarnos cometer nuestros propios errores, por ser un ejemplo como madre y esposa. Tanto tiempo ha pasado, pero cada día seguimos acercándonos mucho más, aun cuando estamos separadas por la distancia, nos entendemos y nos amamos mucho más. Gracias por habernos permitido ir en busca de nuestros sueños, gracias por apoyarnos en nuestras decisiones, gracias por apoyarnos cuando fallamos, gracias por no haber dudado en que podríamos triunfar, gracias por los valores que has inculcado en nosotras y gracias por enseñarnos a amar y a respetar con todas nuestras fuerzas.
En este día tan especial, le queremos decir felicidades, pero sobre todo, darle gracias al Señor por darnos la mayor y mejor bendición: tener una madre y amiga perfecta como usted. Ahora nos toca seguir aprendiendo para poder un día ser como usted. Te queremos mamá, con toda nuestra alma, a ti te debemos nuestra vida y triunfos. ¡Que Dios la bendiga hoy y siempre!
Nos vemos pronto,
Eileen y Lianne Marie Coparropa Alemán.