La ciudad de Panamá es una de las urbes más progresistas del mundo. El aporte dado por la industria de la construcción y la modernización, ha generado la edificación de grandes centros comerciales, inmensas torres de apartamentos y la instalación de industrias. Casi nadie sabe que una torre de apartamentos, como las ubicadas en Marbella, Punta Paitilla, Costa del Este y el Centro Bancario, consumen unos 2 mil kilovatios por hora. Tanta exigencia de energía, obliga a las autoridades panameñas a realizar la modernización del servicio eléctrico, al punto que se deben hacer nuevas centrales hidroeléctricas, embalses de agua y colocar estaciones de distribución.
Preocupante es la polémica sobre una paralización del proyecto hidroeléctrico ESTI en la región chiricana, plan que realiza la empresa norteamericana AES. Debido a una diferencia en los compromisos del gobierno panameño para hacer la segunda línea de transmisión de energía, paralela a la única existente, la empresa estadounidense amenazó con suspender la construcción de la represa, puesto corren el riesgo de perder su inversión, equipos y demás maquinarias, ante sobrecargas en el sistema de transmisión de electricidad desde Chiriquí hasta las provincias de Panamá y Colón. ¿Qué pasa con la Empresa de Transmisión Eléctrica S.A. (ETESA), que no acelera la colocación de la línea paralela? ¿O será acaso que no hay fondos del Estado para pagar semejante proyecto?Hay un gran ambiente de desinformación y polémicas en el asunto del mercado de energía en Panamá. La privatización de Instituto de Recursos Hidráulicos y Electrificación (I.R.H.E.) se saldó en la fragmentación del servicio público de electricidad en tres sectores: distribución, generación y transmisión. Hoy en día, ocho empresas dan el servicio eléctrico en Panamá. Cuatro empresas se dedican a la generación de electricidad (producir la energía). Tres empresas la distribuyen (es decir, que compran de las generadoras la energía producida para venderlas luego a los clientes y usuarios). Finalmente, una empresa, de carácter público, transmite y lleva la energía desde las generadoras a las distribuidoras.
La gente no conoce los verdaderos culpables, cuando hay apagones generales en Panamá. Una tormenta siempre está cargada de rayos, algo usual en la temporada lluviosa. Los rayos paralizan, casi siempre, el servicio de transmisión. Otras veces, las estaciones de distribución son las afectadas por los rayos. Es aquí donde pasan los apagones usuales. Por ello, las quejas del pueblo hacia empresas distribuidoras como Unión FENOSA y Elektra Noreste, están infundadas. Es la transmisora la que afecta a todo el sistema eléctrico nacional.
Pero claro, como las distribuidoras son las que le cobran al cliente y a los usuarios comunes el servicio de electricidad, estas empresas pagan los platos rotos, además de recibir las denuncias por la falta de energía. En esta cadena del envío de energía eléctrica desde la represa hacia el bombillo casero, hay múltiples problemas. La realidad es que sí existe un factor por el que, el sistema falla, como lo son las viejas líneas de transmisión y las vetustas torres del tendido eléctrico de alto voltaje, por lo que entonces estaremos en riesgo de seguir con cortes abruptos de luz.
Ahora que viene el verano, aquí hay otra historia. La sequía extrema puede secar los embalses de agua en Chiriquí, Panamá, Colón y Veraguas, afectando esta vez a las generadoras. Pero la naturaleza presta en dicha área su aporte con las lluvias intensas. Por este lado, las tormentas de agua son benéficas. |