OPINION

REFLEXIONES
Bombitas

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Por Carlos Christian Sánchez
Asesor Diplomático

Andando por las veredas de varias urbanizaciones, uno ya descubre que comenzó el ambiente pre-navideño: Los niños empezaron a detonar las famosas “bombitas”, es decir, los pequeños petardos y explosivos de bajo nivel que advierten sobre la llegada del fin de año. Bueno, también es una alerta de que los chiquillos corren el peligro de quedar lisiados de por vida, por accidentes lamentables.

No comprendemos cuál es el relajo que hay frente a este asunto de la regulación y distribución de los petardos, fuegos artificiales, bombitas, cohetes y otras suertes de explosivos a los pequeños. Nos dicen algunos amigos que hasta los “silbadores”, los minúsculos voladores que chillan en el aire que no explotan, pueden ser un arma letal. Hace un año, un joven de 14 años recibió el impacto de un cohete, dentro de su casa, quemándole la espalda.

Los servicios de seguridad civil del Cuerpo de Bomberos de Panamá también han advertido de los terribles daños que estos explosivos pueden provocar a los niños. Los “volcanes” son tan peligrosos como las “bombitas”. He aquí otro caso: No me canso de advertir el caso de un amigo, vecino de Pueblo Nuevo, que cuando pequeño fue víctima de estos explosivos, cuando la llamarada le quemó parte de su anatomía. Por suerte pudo recuperarse, aunque con mucho dolor.

En el ámbito del Municipio de Panamá y la Alcaldía capitalina, entidades que muy bien pueden hacer una fuerte campaña de decomiso contra los establecimientos que vendan estos peligrosos productos, no vemos una seriedad, ni mucho menos coordinación para actuar hacia los violadores de la ley.

Las bodegas y centros de distribución de bombitas son lugares susceptibles a accidentes, algo que puede generar una desgracia similar a la que hemos visto en vecinos países latinoamericanos. Tales son los casos de México, Perú y Venezuela, en donde cuadras enteras de barriadas han sido borradas literalmente por tremendas explosiones de fuegos pirotécnicos, matando a cientos de inocentes personas.

Por otro lado, ¿Cómo es posible que sabiendo donde se concentra la venta ilegal de fuegos de artificios, no se haya logrado controlar este asunto? Dos elementos: Las tiendas y abarroterías de chinos inmigrantes, además de los vendedores ambulantes. Son estos grupos de personas los que están a disposición de los chiquillos que les gusta usar los petardos, como consumo de diversión. Si ,claro, un momento de esparcimiento que se puede transforman en un desastre.

Comprendemos que las fiestas de fin de año sí necesitan de los fuegos artificiales, algo que simboliza un cambio de fecha y las festividades como la Navidad. Pero hay que concienciar a los vendedores ambulantes, además de los distribuidores de bombitas en las abarroterías para que, en caso de que se regule la venta de estos productos de una forma segura y seria, sólo a los adultos y jóvenes mayores se les permita maniobrar los pequeños explosivos.

 

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