El cese de hostilidades anunciado ayer por los paramilitares de extrema derecha en Colombia es resultado de una presión de Estados Unidos, que los incluyó en su lista de grupos terroristas y pidió la extradición de sus dos máximos líderes por narcotráfico, estimaron analistas.
"Lo que esto muestra es la presión norteamericana, que había un mensaje muy claro hacia estos grupos, y en segundo lugar que el gobierno actual les genera mucho más confianza que los pasados", dijo a la AFP el politólogo y experto en temas de paz, Alejo Vargas.
Sobre este último aspecto, el analista subrayó que ello significaría que las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, paramilitares) confían en que el gobierno de Alvaro Uribe "puede suplir los vacíos de seguridad que quedarían tras su eventual desmovilización".
Por su parte, el también politólogo Fernando Cepeda señaló a la prensa que para Washington es "imposible" mantener la ayuda económica y militar que brinda a Bogotá en el marco del Plan Colombia de lucha antidrogas y contra los grupos irregulares, mientras persistan el accionar de las AUC y los rumores de nexos entre estás y las Fuerzas Armadas.
"No olvidemos que (el secretario de Estado estadounidense) Colin Powell venía a Bogotá el 11 de septiembre de 2001 y esa visita no tenía sino un propósito: dejar bien claro en Colombia que Estados Unidos no aceptaba ningún tipo de cooperación con los paramilitares", indicó Cepeda. |