Algunos niños no comprenden cuando sus padres les dicen: "NO HAY PLATA". Esta frase, utilizada para responder cuando existe el deseo o necesidad primaria para adquirir algún artículo, será comprendida a medida que los niños se conviertan en jóvenes o cuando se transformen en hombres con responsabilidades.
Es como una espiral. Decir NO HAY no es porque el padre sea malo. ¿Quién no quiere lo mejor para su hijo? Todos queremos darle a nuestras generaciones lo que nunca tuvimos cuando éramos pequeños.
Lo malo de esta incomodidad es que existen algunos niños que crecen sin comprender que el presupuesto familiar hay que administrarlo. Nunca entendieron que papá y mamá tenían que reducir gastos para poder comprar leche o el pan para el desayuno.
Esos niños, que ahora son adultos, no han logrado definir el concepto del ahorro. Ellos no les importa con el NO HAY. Van despilfarrando el dinero y al final del día se dan cuenta que hace falta.
Si retroceden el cassette de su pasado y ojean su entorno, podrán darse cuenta que el ambiente donde vivían no era de lujos ni reyes. Las necesidades estaban a la orden del día.
Nuestros hijos deben crecer entendiendo, primero, que cuando no hay, no hay. Esto fortalecerá en ellos un principio de humildad.
Recuerde usted que ser pobre es gozar cuando se consigue algo con sacrificio. Las personas tienden a valorar más las cosas. Esto incluye la vida misma.
Ojalá no existan tanto niños malcriados que nunca entendieron que el amor de la familia estaba por encima de cualquier bobería que pedían en la calle.
Usted, amigo lector, que acaba de ser papá, ármese de los mejores ejemplos porque su hijo verá en su persona a un líder. El imitará todo lo que usted le presente en su vida.