La limpieza de la piel seca debe efectuarse con aceites de ducha o jabón neutro y una esponja suave, evitando frotar con fuerza; posteriormente se requiere el uso de cremas humectantes dos veces al día, las cuales deben aplicarse en el rostro y resto del cuerpo mediante movimientos suaves.
Este tipo de productos tienen uno o dos ingredientes básicos en combinación; por ejemplo, vaselina o aceites (cubren y protegen la piel retrasando la pérdida de agua) y glicerina (retienen la humedad).
También puede recurrirse a cremas con liposomas, que son unas bolitas de grasa microscópicas que penetran la piel y reemplazan los aceites que ésta pierde; otras contienen vitaminas A, E, C y complejo B, nutrientes que son absorbidos por la piel, proporcionando protección contra los rayos solares y contaminantes ambientales, aunque no por ello deja de ser indispensable la utilización de bloqueadores y filtros solares.