Para producir todo el año se necesita un buen trabajo de la tierra y respetar estos tres principios fundamentales: las asociaciones de plantas, rotación adecuada y abonos orgánicos.
Además, una huerta requiere: buena exposición al sol, cerco perimetral, fuente de agua cercana y semillas y herramientas.
Una familia interesada necesita 100 metros cuadrados para obtener verduras frescas para su consumo.
La mitad del espacio la ocuparemos con tablones de verdura a los que llamaremos huerta orgánica intensiva y el resto lo ocuparemos con cultivos menos intensivos, (maíz, zapallo, porotos, habas) a los que llamaremos chacras.
LA HUERTA ORGANICA INTENSIVA
Cinco tablones de verdura son suficientes para una familia conformada de 4 personas. Lo primero es limpiar el terreno y dejar senderos de 40 cm. de ancho. Proponemos no dar vuelta a la tierra, ya que la mejor es la superficial.
Debes hacer una zanja de 30 cm de ancho por 30 cm. de profundidad.
Luego rastrillamos para dejar la superficie pareja.
EL MOMENTO DE LA SIEMBRA
Las semillas grandes, fáciles de manejar y fuertes para germinar, se siembran directamente en el lugar donde crecerán.
Mientras que las siembra chicas, son más delicadas, deben tener cuidados especiales hasta colocarlas en el lugar definitivo: se siembra en almáciga (Sitio donde se siembran y crían los vegetales que después han de trasplantarse). Cuando las plantas tengan 3 ó 4 hojas o el tallito alcance el grosor de un lápiz, serán transplantadas a un lugar definitivo.
Otra buena idea es la asociación de plantas (colocar plantas que se beneficien una con la otra, por ejemplo, plantas de raíz (papa) con verduras de hojas (lechuga). Algunas repelen los insectos, mientras otras hospedan insectos benéficos. Conviene asociar plantas de diferentes especies en cada tablón.
Esto traerá como consecuencia que se aproveche mejor el espacio, las plantas no compiten por nutrientes, se defienden mejor de las malezas y se logra un efecto protector frente a las plagas.
ROTACIONES
Si estás pensando en sembrar legumbres como habas, arvejas y porotos recuerda que aportan fertilidad a la tierra y es imprescindible en la rotación si queremos obtener verduras en forma continua.
Esta técnica evita enfermedades y plagas; conservar la fertilidad de la tierra y te permite tener hortalizas durante todo el año.
ABONOS NATURALES
Uno de los puntos básicos de este tipo de huertos es el abono, pues le da ese toque natural y de ahorro.
El abono compuesto u orgánico se logra con la mezcla de restos orgánicos como residuos de cocina, yuyos (hierba silvestre), pajas, estiércol, cenizas y tierra.
Se apila, se la riega y se la protege con chapas (tapa metálica, madera u otra materia) para que las lluvias no perjudiquen la fermentación.