El Barcelona dispone hoy, en Atenas y frente al Panathinaikos, la posibilidad de cerrar su pase a los octavos de final de la Liga de Campeones ante un necesitado conjunto heleno que no tiene margen de error.
Será la segunda oportunidad que tienen los azulgrana para cerrar su clasificación. La primera no la aprovecharon después de empatar en Copenhague (1-1), en un partido muy duro y frente a un rival que tiene todos los números para convertirse una de las revelaciones de la competición.
En Atenas, Guardiola tiene un dilema. A pocos días del clásico, el técnico debe decidirse entre alinear a sus mejores hombres o en practicar rotaciones, tal y como hizo ante el Almería, cuando dejó en el banquillo a Gerard Piqué y Sergio Busquets y en casa a Eric Abidal, aquejado de problemas físicos.
Sin embargo, todo apunta a que el Bara no reservará efectivos en su intento de conseguir la clasificación y, si es posible, asegurarse la primera plaza del grupo, algo que otorga la posibilidad de jugar la vuelta de octavos de final en casa.
El director técnico azulgrana ha advertido sobre los poderes del Panathinaikos, que cuenta con un nuevo entrenador y juega en un estadio complicado.
"Siempre que vamos a Grecia pensamos en equipos con mucha exigencia competitiva y en un campo volcado, con mucho ruido y presión de la grada. No sé qué nos encontraremos, pero eso es lo que nos esperamos", reconoció.