Tanto el hombre como la mujer tienen en su cuerpo unas glándulas de Cowper, en el hombre, y de Bartolino, en la mujer, que se encargan de lubrificar los genitales en la fase de excitación. Concretamente, las glándulas de Bartolino, situadas a ambos lados de la vagina, segregan un líquido que favorece una penetración sencilla y sin dolor.
En una relación sexual, como casi todo en la vida, también es necesario un punto medio; una falta de lubricación dificultará la penetración y la hará dolorosa. Por otro lado, una lubricación excesiva, restará sensibilidad durante el coito, tanto al hombre como a la mujer.
Lo que puedes hacer en caso de lubricar mucho sea el caso de tu pareja es esperar un tiempo hasta que notes que el orificio de la vagina se siente como inflamado, aunque la lubricación sea buena.
También te recomendamos interrumpir el acto algunos minutos para que la ansiedad y la lubricación vaya parando.
Otra buena opción sería pasarle alguna toalla seca por la vagina eliminado el exceso de flujo exterior, y si desea lavarse también se vale, pero puede acabar con la excitación.
En ningún caso es recomendable aplicarse polvos secantes, eso solo desembocaría en irritaciones y posibles infecciones.