Hay dos principios o tesis, que siempre hay que mantener. Actuar moderadamente y con decoro y meditar lo que se piensa decir, callar o guardar silencio antes de expresar lo que puede llegar a perjudicarnos. Este último es como una forma de ejercicio o técnica que se llega a aprender para preservar la honorabilidad y honra propia.
Esta forma de comportarnos es benéfica para toda persona y más grandemente en aquellos que son personajes muy populares o reconocidos por la sociedad. Actuar de una forma decorosa ayuda para que después no se tenga que caer, dolorosamente, en la informalidad o el impudor de tomar la decisión de discutir un asunto o resolver un problema por haber sido en un momento dado poco sabio o indiscreto al hablar.
La persona con decoro, se maneja con mucha reserva y discreción. Analiza las circunstancias que lo rodean y usa el raciocinio al momento de actuar. Procura no ser de doble ánimo, determina algo y lo cumple; así como en lo posible se esfuerza para no faltar a la verdad. La persona que se comporta con decoro, evita tener disputas acaloradas, grandes desavenencias o desacuerdos de opiniones. Sostiene su razón y pruebas, sin agriar las pasiones o llegar a confrontaciones.
La persona que se maneja con decoro, procede con seriedad y mesura en sus acciones y palabras. Evita pronunciar algo inoportuno, que pueda atentar contra la dignidad de otros y la suya propia. En el decoro influye bastante lo que es la ética, la moral y los valores en las personas. Sobre todo, la honestidad en conducta.
Han existido personajes reconocidos o figuras públicas que procuran ser prudentes, se cuidan demasiado de mencionar o decir lo que no es favorable. Incluso, algunos han tenido asesores de imagen para guardarse de no quedar sentenciados ante la opinión pública (situación que se da en la sociedad, es la realidad y no se puede obviar).
También están aquellos, que se retractan después de haber dicho lo que nunca debió salir de su boca. Dilema o error, que se puede procurar en lo posible evitar, si se tiene un comportamiento decoroso. Las personas que actúan con decoro, tienen crédito y reconocimiento ante la sociedad. Y lo más importante es de valor, porque inspira estimación, aprecio y respeto. Debemos, en lo posible, portarnos o conducirnos con una actitud decorosa para guardar nuestra imagen ante los demás.