Las consecuencias del desordenado desarrollo urbanístico y de la desidida de los cuidadanos al disponer de los desechos se hicieron palpables ayer nuevamente en una serie de inundaciones en la ciudad capital.
Un aguacero que -aunque intenso- solo duró 45 minutos fue suficiente para causar miles, quizá millones de dólares en pérdidas materiales.
Las afectaciones más impactantes se vieron en el Hotel Sheraton, Atlapa y los condominios aledaños de San Francisco.
La inundación fue tan rápida que en pocos minutos el área de la piscina, restaurante y bar debajo del nivel del Lobby, quedaron totalmente cubiertos de aguas servidas. Se tuvo que interrumpir el suministro de energía eléctrica, lo que paralizó decenas de enventos y reuniones de negocios que se llevaban a cabo de forma simultánea, y varias personas quedaron atrapadas en los ascensores.
En las calles aledañas, al menos 50 vehículos estacionados quedaron con agua hasta el nivel de las ventanas, lo que también perjudicó a locales comerciales y restaurantes.
El gobierno nacional tiene que tomar conciencia de una vez que el desarrollo urbanístico no puede seguri llevándose de la forma descontrolada como en los últimos años. Una gran cantidad de construcciones en la ciudad capital están abusando de los alcantarillados, y estableciendo barreras para el flujo de las aguas servidas.
La ciudad no puede estar comiéndose las uñas cada vez que el cielo se pone gris.