Es difícil para muchos panameños reconocer los méritos de otros. Pero sí gritan las cosas malas de ellos. Muchos se creen "lo máximo", aunque estén muy lejos de serlo. Buscando una explicación científica a este fenómeno social, creo que todo se debe al complejo de inferioridad que existe en más de uno.
Reconocer que otro es mejor que usted sería aceptar que aquel está sobre su persona. Y eso para el orgulloso panameño es un crimen.
A lo mejor ese complejo es producto de nuestra geografía. Somos un país tan pequeño, que casi no nos pueden ver en un mapamundi.
Entonces hay que sobresalir, aunque no lo merezcamos.
Por suerte en mi caso creo que no tengo ese complejo. No me avergüenzo o me traumatiza aceptar que hay profesores y periodistas mejores que yo.
Esa situación se da entre profesor y alumno. Cuando digo que "los alumnos deben superar a sus profesores", varios colegas tuercen la boca.
Por más que les explico que esa es una ley muy común de la vida, pareciera ser que reconocer sus debilidades y limitaciones no es común en Panamá.
Añada a esto otra característica de algunos compatriotas. Les gusta hablar, transmitir "chismes", sembrar cizaña, provocar envidias y odios.
Hay gente que se siente contenta con hablar mal de los demás. Y esto no se le puede achacar solamente a las mujeres. A veces hombres se destacan por practicar la llamada "Radio Bemba".
Varias veces he confirmado este complejo. Cuando escribo algo bueno en estos artículos a favor de alguien, nadie le comenta esto.
Pero si se me ocurre criticar a otro, tenga la seguridad de que aparecerá más de uno "informando" de "lo que escribió Milcíades".
Si no me cree, escuche las conversaciones alrededor de un periódico o televisor donde se habla bellezas de alguien. Siempre habrá quienes con muecas digan que "eso es para cepillar", "no saben lo que dicen ", "él o ella no se merecen esos elogios..."
En escuelas y colegios se debería insistir en la existencia de ese complejo y cómo combatirlo. Que los niños y jóvenes en las aulas reconozcan los méritos de otros, sería un buen ejercicio que a la larga ayudaría a que en el país se tenga una mejor convivencia.
No hay que tener pena si existen otros que son mejores que nosotros. Hasta donde sé, solamente los supergenios y "fuera de este mundo", no tienen alguien que los supere.
Recuerde que ser modesto no daña. Pero eso sí, reconozca sus méritos porque todos tenemos algo que vale. Seamos realmente humanos, con fortalezas y debilidades.