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Escenas del hallazgo de ayer, en Avenida Ancón. (Foto: Everton Lemmon Crítica )
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Un hecho macabro vuelve a estremecer a la opinión pública.
El cuerpo totalmente desmembrado de una persona fue encontrado la mañana de ayer, jueves, metido en dos cartuchos plásticos de basura que fueron enterrados en un escampado cerca a la barraca Goodyear, de la Avenida Ancón, corregimiento de Santa Ana.
Las autoridades fueron alertadas mediante una llamada anónima en la que informaba sobre sujetos que sepultaban un cuerpo en el lugar.
La cabeza estaba en una bolsa, las extremidades en otra y el tronco en la tierra, enterrado.
Una torrencial lluvia cayó sobre el sitio en momentos en que el personal de criminalística desenterraba los restos.
Por momentos se temió que la corriente que atravesaba por el escampado arrastraría los restos.
Al lugar llegó una mujer aduciendo que el cadáver podría tratarse de su hermano de 17 años, residente en Los Andes, San Miguelito, y que tiene tres día desaparecido.
OTROS CASOS DE DESCUARTIZAMIENTOS
El caso de la Avenida Ancón no ha sido el único de víctimas por descuartizamiento en el país. El 21 de octubre de 2005, en Villa Unida, en Chilibre, el sargento y taxista Graciano Coparropa Álvarez, de 49 años, fue asesinado de un disparo en el tórax y su cuerpo mutilado y esparcido por la escena del crimen.
El corazón de la víctima nunca apareció.
Otro de los casos más sonados de asesinato y mutilación fue el ocurrido en el 2007, siendo la víctima la empresaria de bienes raíces, norteamericana, Toni Grossi Abrams, de 58 años.
Grossi fue asesinada en su apartamento en El Cangrejo, donde los verdugos desmembraron el cuerpo y lo metieron en maletas para después incendiarlo en un herbazal del corregimiento de Río Abajo.
Por ese caso se responsabilizó a los colombianos Camilo Cuenu Castro y Didier Andrés Osorio, mientras que otra sospechosa: la amiga íntima de la víctima, la también norteamericana Debra Ridgely, fue absuelta en un juicio la semana pasada.
Pero si de casos de gran impacto se trata, uno de los más horrendos ocurrió el 20 de septiembre de 1995 cuando la joven Amparo Morales Martínez fue asesinada por su ex novio y un amigo de él en el apartamento 14 del Edificio Tuira, en Bethania.
Carlos Fuentes Ortega y Severino Valdés Tenorio fueron condenados a la pena máxima después de asesinar, desmembrar y salcochar el cuerpo de Amparo para después tirarlo en un basurero de La Locería, corregimiento de Betania.
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