El Casco Antiguo es un lugar muy especial para los panameños. Todos lo reconocen como uno de los símbolos que nos distinguen como nación -además de la UNESCO-, como patrimonio de la humanidad. A muchos les gusta visitarlo y recorrer sus estrechas calles, sus plazas y, a pesar que lo conocen desde siempre, cada vez disfrutan de algo nuevo.
El barrio de San Felipe fue el sitio donde la Corona Española trasladó la Ciudad de Panamá en 1673, dos años después del ataque de los piratas ingleses. La península fue amurallada de tal manera que nunca más se pensó en atacarla. Así de importante fue el Casco Antiguo de la ciudad de Panamá.
A través de los años fue terminal del ferrocarril transcontinental y a sus orillas en el océano Pacífico se construyó el Canal interoceánico. Todos esos hechos históricos pueden verse en la fachada de sus edificios: iglesias, monumentos, teatros, museos y caserones.
Poco a poco el sitio se convirtió en un lugar visitado por miles de turistas, hasta hoy ser junto al Canal de Panamá y la ciudad vieja, los tres sitios más visitados por los viajeros extranjeros.
Los precios de los inmuebles en las doce calles del Casco Antiguo se han disparado.