Con el caballo el hombre conoció la velocidad. Los usos diversos que el hombre ha dado al caballo a través de las edades son: alimentación, fines militares, pasatiempos y deportes de distintos pueblos, en empresas agrícolas y comerciales, para recreo y deporte.
Después de la domesticación, que se estima ocurrió en algún momento hacia el final de la edad Neolítica, es razonable suponer que las yeguas se ordeñaban para la alimentación humana, las cuales pueden dar entre 6 a 8 litros de leche por día.
En los gloriosos días del caballero con armadura, los caballos de gran tamaño, fuerza y resistencia se utilizaban para grandes batallas. Ya en el año 1450 a.C, los griegos, introdujeron el caballo en los juegos olímpicos, para las carreras de carros y de caballos montados. No obstante no hay pruebas que señalen el uso del caballo en Europa para tirar del arado antes del siglo diez, y los bueyes continuaron siendo los animales de labranza más comunes en Inglaterra hasta el fin del siglo 18. El gran caballo sirvió como progenitor del caballo de tiro en la agricultura.
Esta figura histórica nos hace recordar algunas celebridades tales como; Alejandro El Grande en su corcel Bucéfalo; a Napoleón Bonaparte en su famoso ejemplar Marengo; al Duque de Wellington en Copenhagen; al General Washington en su hermoso caballo Nelson y al General Grant en Jack.