El nuevo estadio de Clayton, remodelado para una serie de clínicas con peloteros de Grandes Ligas, fue testigo de una legión de inmortales panameños que jugaron con los Piratas de Pittsburgh en los años 70.
Allí estuvieron Omar Renán Moreno Quintero, ese "flaco explosivo" que recorría las almohadillas como una bala.
Manuel De Jesús Sanguillén, un colonense que fue considerado de los mejores detrás del plato en sus tiempos, sólo superado por Johnny Bench de los Rojos de Cincinnati.
También el criollo Reinaldo Stennet... ese pelotero de contextura atlética que defendía la segunda base y que en un partido sonó de 7-7, marca que sostiene como los grandes en las mayores.
Esas tres leyendas, grandes figuras de la pelota panameña se reunieron como aquella familia de "Willie Stargel" y le dieron una clase a los pequeñitos panameños.