EDITORIAL
Profesiones
no requeridas
Todos los años
hay miles de egresados de diferentes colegios secundarios y universidades
a los cuales les espera un futuro incierto porque no se definen
por la profesión que quieren estudiar.
En un país como Panamá donde hace falta mano
de obra técnica, vemos que sin control los planteles educativos
promueven profesiones que ya están saturadas en el mercado
laboral panameño. Abogados, periodistas y egresados de
la facultad de humanidades, así como bachilleres, tienen
copada las plazas vacantes y que potencialmente ellos esperan
llenar.
El Ministerio de Educación tiene que tomar medidas
heroicas y regular las profesiones, ya que hay un desbalance
entre las carreras técnicas y académicas. En Panamá
hay muchos profesionales a medias que se quedaron en el camino
por no tener recursos económicos o los invadió
la inercia de coronar con éxito sus anhelos.
Las autoridades educativas deben establecer un estricto control
sobre los planes de estudio y hacer depuración de los
estudiantes profesionales que tienen a las escuelas secundarias
y a la universidad como un pasatiempo o para llegar a alcanzar
un título que lucir, ante la falta de interés de
profundizar sus estudios.
Esta potencial medida de restringir las profesiones no requeridas,
provocará escozor tanto en docentes como en estudiantes,
pero evitará que nuestra educación se siga atrasando
por el desnivel a que ya hemos hecho referencia. A la instrucción
pública hay que adecuarla a los tiempos modernos con la
transferencia de tecnología necesaria.
A los estudiantes nuestros, sólo les interesa ser médicos,
técnicos de computadora o aspirar a graduarse en alguna
asignatura que no requiera mucho esfuerzo, tal como se observa
en ciertas facultades de la universidad, cuyos cupos están
saturados. Sin embargo, carreras como ingeniería, tornero
y hasta profesiones como carpintero, albañiles y mecánicos
escasean porque algunos prejuiciados piensan que son profesiones
de segunda clase.
Con la reversión del canal se van a necesitar muchas
profesiones que no son las tradicionales. Mientras que estamos
en la era de la computadora, todavía hay algunos planteles
que están en la máquina de escribir. Lo peor es
que docentes y estudiantes no se han querido dar cuenta de ello
y su actitud es la de un nostálgico al que el tiempo se
le detuvo.
PUNTO CRITICO |
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