Es común que los pacientes con cáncer e incluso sus familiares sufran síntomas depresivos como ansiedad y miedo, una respuesta normal ante una enfermedad que amenaza la vida de quien la padece y de quienes lo rodean. Cuando estos síntomas se prolongan, alteran la vida diaria de hasta el 25 por ciento de los enfermos con cáncer.
Esta depresión podría obstaculizar la capacidad de los pacientes de administrarse adecuadamente el tratamiento contra el cáncer, por lo que se hace necesario, sin importar la etapa de la enfermedad cancerosa, que se reciba atención inmediata para combatir los síntomas depresivos.
CAUSAS DE ESTE MAL
Cuando una persona sufre depresión, es víctima de desbalances químicos en el cerebro ocasionados por sustancias llamadas neurotransmisores, las cuales son capaces de regular nuestro estado de ánimo.
En el caso de las personas con cáncer, el alto grado de estrés que sufren a nivel emocional, por el temor que les genera la muerte; la interrupción de sus planes de vida, tratamientos médicos, dificultades económicas y cambios en la imagen corporal, les puede generar una depresión.
Es importante que el paciente comprenda que la depresión no es una debilidad personal, sino una enfermedad del cerebro que requiere ser tratada y que ese tratamiento puede coexistir sin problema con la medicación para combatir el cáncer. Además es fundamental que un solo médico monitoree ambas terapias.
AVANCES EN EL TRATAMIENTO
Actualmente, los pacientes depresivos son tratados con medicamentos indicados para depresión severa, desórdenes de pánico, desórdenes obsesivo-compulsivos y para trastornos de estrés postraumático, como el "Altruline", de Pfizer.
Este medicamento pertenece al grupo de los Inhibidores Selectivos de Recaptación de Serotonina, los antidepresivos modernos más utilizados, no solo por su eficacia, sino porque son más fáciles de tomar, y los efectos secundarios son más tolerables.
Mucha gente nota un cambio positivo después de las primeras semanas de comenzar el medicamento. Luego de seis semanas, más de la mitad de la gente que toma antidepresivos comienza a sentirse mucho mejor.
SINTOMAS COMUNES
Sentimientos persistentes de tristeza.
Pesimismo, impotencia y falta de motivación.
Culpabilidad.
Falta de interés o placer.
Falta de energía.
Dificultad para concentrarse.
Problemas del sueño.
Cambios de apetito.
Pensamientos suicidas.