Érase una vez, Dios mandó al profeta Elías a esconderse en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán, y le dijo:
-Bebe del arroyo; y yo he mandado cuervos que de den allí de comer
Así hizo Elías. Y los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y por la tarde. El agua la bebía del arroyo. Pero al cabo de unos días, el arroyo se secó y Jehová ordenó a Elías dirigirse a Sarepta, en donde una viuda lo alojaría...
MENSAJES:
1) Dios manda cuervos para sus siervos: Jehová envió a Elías a refugiarse al arroyo e hizo que cuervos lo sustentaran.
Así mismo el Señor nos envía cuervos a nuestras vidas para proveernos. "El Señor es mi pastor, nada me faltará".
2) Si una providencia divina acaba, viene otra tras ella: Cuando el arroyo se secó por la sequía, El Eterno pidió al profeta que fuera a Sarepta, en donde una viuda lo hospedaría. En esa ocasión, Elías multiplicó la harina y el aceite milagrosamente, que ya casi ni había en la casa de la viuda; y, en otro momento, revive al hijo de la viuda. ¡Mantengámonos firme en la adversidad porque Jehová nunca abandona a los que le siguen!
3) Dios suple cuando hay necesidad: El Altísimo proveyó a Elías en momentos de escasez. Nuestro Dios es certero en su actuar.
4) El Eterno puede bendecirnos a través de incrédulos: los cuervos, en la Biblia, son vistos como animales sucios y despreciables; sin embargo, fueron el instrumento que empleó Adonay para bendecir a su siervo Elías.