Saludos amigos y amigas, bienvenidos a otra jornada de la pelota criolla, hoy con un viernes diferente, de esos donde no hay pescado frito, donde no hay bebidas refrescantes, donde el béisbol se fusiona con la pasión y por la simpatía a una lectora que una vez me pidió, "no.. le llames viernes de cucarachas".. haremos una entrega diferente.
Hoy, en honor a todos esos lectores, esos inseparables amigos del corazón, de muchos años, hacemos un alto, quizás el segundo en la vida en este espacio, para decirle no, no, no, no.. y un sí a la poesía, ese instrumento romántico de la vida.
Imaginemos que estamos en otro estadio, otro partido.. un juego que no es juego, sino un mosaico de la vida, una etapa de recuerdos, como aquellas rectas de acero en esos hombres de otrora época que morían por sacar el lanzamiento perfecto que salvara los corazones de miles de fanáticos.
Corazones de aquellas tardes de verano, cuando el cielo azul rompía los sueños y los transformaba en realidad. Realidades de la vida que son como un marco pletórico de pequeños mosaicos que se unen en forma de una sonrisa, sonrisa de aquella niña coqueta, esa niña que alguna vez conoció el amor en forma de una serpentina, que voló como un ave llamada libertad, salió del montículo de Romeo y rozó levemente la esquina de su alma, para elevar la pasión y robar su corazón.
El juego de pelota es puro amor. Amor como aquellas canciones que resuenan una y otra vez en el tiempo y no paran de tener tanto valor. Este es el béisbol. Lenguaje sutil donde en las graderías hay suspiros, donde los peloteros hacen todo por amor al juego, mientras en aquel palco un narrador coloca entre sus manos un micrófono para convertir toda esta escena en una obra de arte de lírica verbal, es un poema, un poema que lleva inspiración, el cronista tiene en su pecho una fuente que no se agota, esa fuente lleva perfume, su piel a miel y su boca a fresa.
Que hermoso es el deporte, arte de las más nobles del hombre, como el amor, aquel amor de noches de abril, mayo, junio, cuando la luna aún respiraba y el sol no quería salir para darle más tiempo a los amantes.. amantes del ayer, amantes de siempre, amantes eternos en dulces sueños.. sueños eternos..
Con fuerza..
¡Viva el béisbol!