Juramos a Dios y a la Patria amarla, respetarla y defenderla como símbolo sagrado de nuestra nación. Así sintetizamos nuestro juramento a la bandera nacional, pero ¿cuántos cumplimos este compromiso?
Desde que nació la República los forjadores de la nueva nación planeaban el gran proyecto.
No querían que faltara nada al momento de lograr la separación y tampoco contaban con que Felipe Bunau Varilla había ideado una bandera nacional basado en el modelo estadounidense.
El péndulo, cosido por la esposa de Bunau Varilla, tenía franjas rojas y amarillas en sentido horizontal, en lugar de blancas y rojas como la estadounidense.
Según el historiador Ernesto J. Castillero R., la propuesta del francés no fue del agrado del primer presidente de Panamá, Manuel Amador Guerrero, a pesar que en Estados Unidos decía que le gustaba el modelo, pero cuando llegó a Panamá discutió el punto con algunos miembros de la Junta Revolucionaria, quienes de plano la rechazaron; y luego con su esposa María Ossa de Amador y entre ambos decidieron desecharla y hacer una nueva, porque les parecía poco simpático e inapropiado que un extranjero determinara cómo iba a ser el símbolo de la nacionalidad panameña.
Hoy, 4 de noviembre, fecha en que celebramos su día, debemos levantar el corazón y resaltar el verdadero significado de los colores, mismos que simbolizan la paz entre los actores de la nueva República. Igual debemos aprender a colocarla de manera adecuada.
Las más de 60 delegaciones estudiantiles que hoy recorrerán las dos rutas del desfile patrio en la ciudad capital e igual en el resto del país donde se celebran las efemérides, deben honrar a ese símbolo que nos distingue como nación.