La muerte de dos bomberos a causa del incendio de depósitos en la Zona Libre de Colón, pone al descubierto la necesidad de revisar los procedimientos de las diversas instituciones.
El deceso del tercer comandante en jefe y de un miembro de la Guardia Permanente a causa de una descarga eléctrica, debido a que no se suspendió el servicio de energía en el área del siniestro, nunca debió suceder. La trágica experiencia debe llamar la atención de las diversas instituciones involucradas en casos de desastres para no confiarse y se hace obligatorio establecer procedimientos de verificación de situaciones que pueden cobrar la vida de bomberos, rescatistas, policías o voluntarios.
Al mismo tiempo resulta inconcebible que la principal Zona de Libre Comercio del hemisférico, no cuente con las facilidades adecuadas para sofocar un fuego de grandes magnitudes y se tenga que recurrir al agua de mar para tratar de controlar las llamas.
Un sector comercial que mueve miles de millones de dólares en mercancía de toda clase debe contar con hidrantes suficientes, adecuada presión de agua y vías de acceso expedito para bomberos, ambulancias y otras autoridades ante una situación de emergencia.
Es lamentable lo sucedido a los camisas rojas, que perdieron la vida por un error que nunca debió haber ocurrido. Lo sucedido requiere una investigación y una revisión de los procedimientos, para que hechos como los que se dieron en la ciudad de Colón, no vuelvan a repetirse.