OPINION

REFLEXIONES
Halloween versus Fiestas Patrias

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Por Carlos Christian Sánchez
Asesor Diplomático

Una herencia de la presencia norteamericana en Panamá fue la absorción de una fiesta pagana derivada en el culto de los druidas en Inglaterra hacia los fenómenos naturales y el espiritismo. El "Halloween", o "Fiesta de las Brujas", se ha transformado en una competencia nada buena, no por el hecho de que sea una celebración de signos oscuros, sino porque está desplazando a nuestras conmemoraciones patrias.

El Halloween se celebra en Norteamérica y parte de Europa a raíz de múltiples factores. Esta fiesta y su asociación con las brujas o fantasmas se deriva del final del Año Viejo céltico, la noche de todos los espantos, cuando los espíritus salen libres para caminar sobre la Tierra. No sólo en Estados Unidos hay mucho "interés" en esta celebración; también en la Gran Bretaña igualmente los chicos van a las calles disfrazados para pedir dulces y otros caramelos, ante la amenaza del "Truco y Trato" (que era un derecho que exigían los sacerdotes druidas a los pobladores, para que les dieran comida o enseres, con el fin de satisfacer a los dioses celtas).

Los primeros colonos europeos, cuyo arribo al Nuevo Mundo ocurrió en el Siglo XVI, trajeron esas costumbres paganas, a pesar de que muchos de ellos eran puritanos.

En Panamá, los 150 años de influencia norteamericana fueron claves para que algunos abrazaran esa costumbre. Sin embargo, ciertos sectores pudientes de la sociedad local han comenzado a bombardear a los jóvenes para inculcarles que el Halloween es una fiesta graciosa, nada diabólica, y lo que trata de hacer es generar un momento de diversión entre los chiquillos.

Pero es lamentable que ciertos colegios privados, incluso algunas escuelas públicas en Panamá, hayan realizado una campaña para promover entre los estudiantes la realización de la fiesta de las brujas. ¿No sería lógico que los centros educativos se esforzarán en dedicarse a recordar los valores patrióticos y adornar temprano las escuelas con los colores rojo, azul y blanco, que demuestran a los extranjeros que somos panameños, en vez de pintarnos con negro y naranja para celebrar una fiesta diabólica?

¿Cómo es posible que sean más los comercios y centros de diversión hagan alarde y propaganda frente a la celebración del Halloween, mientras que son pocos los que si acaso han colocado la bandera tricolor panameña en sus vitrinas?

Uno de los puntos críticos de nuestra sociedad es la pérdida de valores cívicos. Si los ciudadanos no hacemos respetar lo que tanto se luchó cuando se forjó esta nación, si no recordamos nuestra historia o si no demostramos nuestra identificación como habitantes de un país con características propias, entonces estamos en un camino de la perdición y los elementos de la globalización habrán triunfado sobre nosotros, eliminando nuestra concepción de que somos un Estado independiente.

 

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