VARIEDADES


¿Qué se usa, qué me gusta, qué me queda... y cómo me queda?

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Mujerbonita.com

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Alguien dijo una vez que la moda es el arte de vestirse según el estado de ánimo, la ocasión y el clima. A esta sabia definición habría que agregarle algo: la moda como el arte de vestir según la propia fisonomía.

Encontrarnos con gente que viste mal es cosa casi de todos los días. La moda se nos impone a todas por igual y todas obedecemos ciegamente a sus mandatos. Muy pocas veces nos detenemos a pensar: "esto se usa pero... ¿me queda bien?".

La moda es democrática, pero quien distribuyó los distintos físicos no lo hizo muy democráticamente, lo cual es empíricamente observable: no todas medimos lo mismo, ni pesamos lo mismo, ni tenemos las caderas del mismo ancho, ni la cintura del mismo grosor, ni la piel del mismo color... Se puede decir que a cada una le aprieta el zapato en un lugar diferente.

Los diseñadores, cuando elaboran sus prendas, parecen tener en mente la figura de una mujer ideal, larga, lánguida, sin formas... La clásica tabla. Sin embargo, esa figura ideal muy pocas veces concuerda con la figura real de cada una de nosotras. Y la consecuencia es por todas conocida: horas en el probador pidiendo tímidamente que nos alcancen los pantalones un talle más grande y lo que nos dan son pantalones unos cuantos centímetros más largos. ¿Y el ancho? La diferencia entre un talle y otro es mínima. Otras veces, prestar atención y ver cómo se visten algunas es una experiencia entre patética y divertida. La pregunta acude rápidamente a nuestra cabeza: ¿no se da cuenta que eso le queda horrible?, ¿no se vio en el espejo?

Este es, a gruesas pinceladas, algo parecido a un diagnóstico de la situación actual. El desafío es cómo adaptar la moda a las particularidades del físico y la personalidad de cada una. Ya que no todo lo que se usa nos queda bien a todas ¿cómo salir airosas de este dilema?

Un primer paso es luchar por mantener el propio estilo, la armonía entre lo que una es y lo que se pone. Es importante saber que el vestido habla de cómo somos. Parafraseando el conocido dicho popular: "dime cómo te vistes y te diré quién eres". Segundo paso indispensable: ser elegante (palabra tal vez pasada de moda pero no vacía de sentido). La elegancia se puede definir como la armonía entre lo que una se pone y lo que está a la moda. Y acá está la cuestión. El tema es enfrentar a la moda con sentido crítico. Es muy difícil porque la moda entra por los poros, pero hay que tratar de hacerlo. Los pantalones de tiro supercortos son divinos pero acortan las piernas y ensanchan las caderas. No conozco a más de dos personas a las que les quede bien, pero sí a doscientas que los usan. Lo que sucede con el tiro de los pantalones pasa con muchísimas otras cosas.

Hay que aprender a conocerse, saber dónde nos aprieta el zapato y elegir nuestra ropa en consecuencia. Saber cuál es el largo de la pollera que le queda bien a mis piernas dentro de los largos que se usan. Hay que animarse a desafiar las leyes de la moda, sobre todo cuando la uniformidad es lo que predomina. Si conseguimos licuar las pizcas necesarias de moda, estilo, elegancia y sentido crítico, habremos logrado salir más que airosas de los aprietos en que nos pone la moda. Y ya no vamos a padecer, sino a disfrutar con el arte del buen vestir.

 

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