 |
La fotografía muestra el interior del Kursk, luego de ser reflotado 14 meses después de la tragedia, los cuerpos de las víctimas serán llevados a su lugar de origen. Foto Reuters  |
Cavidades chamuscadas, en proceso de corrosión, llenas de trozos de metal retorcido son todo lo que queda de los compartimentos que ocuparon los comandantes, y la mayor parte de la tripulación del submarino nuclear ruso Kursk, revelaron el sábado investigadores.
"Lo que sucedió dentro de esos compartimentos fue un infierno", dijo el fiscal general ruso Vladimir Ustinov cuando presentó un documental de 7 minutos filmado por los investigadores dentro de la nave, que ahora se encuentra en un muelle seco en el puerto norteño de Roslyakovo. "La explosión...arrasó con todo", agregó Ustinov en el documental, que se transmitió por canales televisivos rusos.
"Por todas partes quedó como basura el equipo destruido en la explosión" de la nave, en agosto de 2000, agregó. El incendio que se diseminó con rapidez tras los estallidos, elevó la temperatura a 8.000 grados centígrados, dijo Ustino en conferencia de prensa, el puerto de Murmansk, en el norte.
Treinta y dos cadáveres habían sido recuperados para la noche del sábado, según un comunicado del servicio de prensa de la Armada rusa citado por la agencia Interfax. Ustinov había dicho antes que 19 cuerpos fueron hallados en tres días, y 17 de ellos fueron retirados ya. Siete han sido identificados.
El almirante Vladimir Kuroyedov, comandante de la Armada Rusa, dijo que a solicitud de los familiares, los cadáveres serán trasladados a sus lugares de origen, y agregó que se les despedirá con honores militares.
La mayoría de los 118 tripulantes murió inmediatamente después de las explosiones pero 23 sobrevivieron algunas horas en compartimentos estancos, de acuerdo con cartas halladas por buzos que recuperaron 12 cuerpos hace un año. |
