 |
Según Hugo Cuéllar, uno de los afiliados a ADIGAS, las transnacionales ahora controlan más del 80% de las estaciones en el país.  |
El precio del combustible enloquece a los panameños. Cada 15 días cambian. Cuando se trata de aumentos, las estaciones lo aplican de inmediato, pero cuando es hora de bajarlos, esa medida se aplica a paso de tortuga. En Panamá existen 461 estaciones de gasolina que venden 250 millones de galones al año, a razón de 45 mil galones al mes por estación. Al final del año, las petroleras se embolsan B/.67 millones y el gobierno B/.150 millones en impuestos.
Si en un momento dado, las estaciones optaron por no reducir un centésimo en el precio de la gasolina, los automovilistas estarían pagando de más, un millón 27 mil balboas, en una quincena y al año esa cifra se elevaría a más de B/.18 millones.
Tras publicarse la última tabla de los precios de paridad, válida para el período entre el 18 de octubre y el 31 de octubre, Refinería vende el galón de combustible a las petroleras así: las gasolinas súper, sin plomo y regular cuestan 0.7420 centésimos, 0.7491 centésimos y 0.7485 centésimos, respectivamente.
A este precio se le suma un impuesto de 60 centésimos por galón. Las petroleras adquieren el galón a B/.1.3420; B/.1.3491 y B/.1.3121. Para el diesel y el diesel mejorado, el impuesto del gobierno es de 25 centésimos y los precios a las petroleras quedan a 0.9985 centésimos.
Cada una de las petroleras vende a sus concesionarios, dueños de estaciones y comisionistas, la gasolina súper y sin plomo a un precio que oscila entre B/.1.63 y B/.1.60, mientras que la regular se vende a un promedio de B/.1.52; el diesel normal ronda entre B/.1.21 y B/.1.22; y el diesel mejorado entre B/.1.26 y B/.1.28.
El margen de ganancia para las petroleras es en promedio de 27 centésimos para las gasolinas súper y sin plomo; 21 centésimos para la gasolina regular, 22 para el diesel y 27 centésimos para el diesel mejorado.
Los afiliados a ADIGAS afirma que han sido golpeados y abusados por estas petroleras, hasta el punto de que la mayoría de los dueños de gasolineras han tenido que vender sus negocios, y no han encontrado a nadie mejor para vendérselos que a las mismas petroleras.
A partir de los ataques del 11 de septiembre, los precios del crudo alrededor del mundo se han venido en picada. En Panamá, estas reducciones han sido vistas más con alivio que con alegría por los consumidores. Pero el pasado viernes todo cambió. La gasolina súper y sin plomo, que en gran parte de las estaciones de la capital estaba en la mañana a B/.1.55 el galón, había subido a 1.65 antes de que cayera la noche.
De hecho, en un período de 10 días, la gasolina cambió en gran parte de las estaciones de 1.64 a 1.61, luego a 1.58 y 1.55, para luego volver a subir a 1.65, mientras que en algunas llegaba hasta 1.72.
Con la diferencia de una sola estación ubicada frente a los Andes #2, que ofrece el combustible a B/.1.53 por galón, lo que según directivos de la Asociación de Dueños de Gasolineras (ADIGAS) provocó que la mayoría de las estaciones competidoras tuvieran que bajar sus precios a 1.55, aunque ellos compran la gasolina a las petroleras a un promedio de 1.62.
De acuerdo con Rita Kadosh, Presidenta de ADIGAS, la reacción del mercado el viernes fue que no se podía resistir más tener esos precios, y la tendencia fue subir a 1.65. Aún así, el sábado 27, la bomba frente a los Andes puso su gasolina a 1.61; aún cuatro centavos por debajo de cualquier otra estación de la capital.
Un supuesto plan para forzar el cierre de dos estaciones competidoras y utilizar los terrenos que éstas ocupan para extender una plaza comercial, sería el origen de esa guerra de precios, sostiene ADIGAS.
Rita Kadosh, de ADIGAS, asegura que en Panamá podrían bajarse aún más los precios si a las estaciones se les permitiera comprar directamente a Refinería Panamá.
"El negocio del combustible en Panamá es un negocio monstruoso", dice Cuéllar. "Es más grande que la cervecería, que es uno de los más grandes que hay en este país, porque es un producto de consumo, obligado".
Hay un fenómeno que se da cada vez que cambia el precio de paridad: cuando éste sube, todas las gasolineras suben sus precios al mismo día, sin embargo, cuando baja, las estaciones tardan días en reducirlos y lo hacen a cuentagotas.
Según Cuéllar, esto se debe a que las estaciones tienen inventarios que compraron a cierto precio, y no pueden vender más barato algo que compraron más caro.
"Estamos ahora mismo subsistiendo. Donde uno tiene un mal mes, donde uno adquiere un compromiso adicional por las razones que sea, ya está uno pasando problemas", asegura.
"Antes la gente iba más al interior, de paseo, salían todos los días a dar vueltas. Ahora se montan 5 en un carro para ir a su trabajo y al regreso se van en el carro del otro. Hay menos carros circulando. Hay mucha más gente sin trabajo, y eso afecta el negocio del combustible".
Mañana, ADIGAS presentará ante la Comisión de Comercio de la Asamblea Legislativa un anteproyecto de ley, que de aprobarse permitiría entre otras cosas que las estaciones compren gasolina directamente a Refinería.
En teoría, esta ley abarataría los precios al consumidor, pero ADIGAS reconoce que aprobar esto en tercer debate en la Asamblea va a ser muy difícil, porque hay muchos intereses de por medio, sostuvo. |