INQUIETUDES
Jefes de bandas de guerra
Una modalidad nada edificante son las escuelas que importan talentos para reforzar sus bandas, algo que antes no se veía porque sólo los estudiantes que pertenecían al plantel, eran quienes podían desfilar como integrantes e igualmente tendría que ser buen estudiante académicamente. También la proliferación de las llamadas "bandas independientes" le quita algo de la originalidad que antes animaba a los desfiles cívicos y patrióticos.

Antinio Díaz
Los colegios secundarios no acostumbran, como en otras latitudes, seguir las tradiciones ni exaltar a figuras que en un momento u otro han sido los dirigentes de las bandas de guerra. Llama la atención que en estos planteles no se haya establecido una galería de estudiantes que en determinado momento tuvieron la responsabilidad de jefaturar esas bandas de guerra o bandas musicales y que sirvan de ejemplo para las futuras generaciones por su destreza y disciplina. En los colegios públicos, por ejemplo, se destacaron jefes de bandas como Martín Alberto Paz, Fermín Tiberio Castañeda, Luis Carlos Tejeira y Samuel Mowatt, quienes se destacaron por comandar los desfiles patrios en el Instituto Nacional. Mi calle, la 17 este, también aportó a oficiales como Arquímedes Ordóñez y Julio La Torre, quienes sobresalieron en la sección de cornetas y tambores. Otro jefe en ascenso en el Nido de Águilas fue Carlos Barcia, quien se destacó como compositor de algunas marchas que enriquecieron el repertorio de la banda del Instituto Nacional de Panamá. Por los años 50, los desfiles patrióticos tenían algo de románticos, pero ese sabor, se lo quitaron las autoridades del Ministerio de Educación cuando acortaron los desfiles y los dividieron en dos partes. Ese cambio incidió en que las paradas fueran perdiendo colorido y mística. Los desfiles terminan desde varios años a las 2:00 de la tarde, mientras que antes se extendían hasta las 9:00 de la noche y permitían al público disfrutar de las efemérides patrias, incluso con colegios del interior de la República. Ahora para poder disfrutar la gran cantidad de escuelas hay que viajar al 10 de noviembre y viajar a La Villa de Los Santos, y el 28 de noviembre en La Chorrera. Una modalidad nada edificante son las escuelas que importan talentos para reforzar sus bandas, algo que antes no se veía porque sólo los estudiantes que pertenecían al plantel, eran quienes podían desfilar como integrantes e igualmente tendría que ser buen estudiante académicamente. También la proliferación de las llamadas "bandas independientes" le quita algo de la originalidad que antes animaba a los desfiles cívicos y patrióticos. Para poder fortalecer las tradiciones hay que escudriñar en sus orígenes y los directores de colegios tienen esa responsabilidad de mostrar como ejemplo para las futuras generaciones a los estudiantes que les han precedido como jefe de banda. El Colegio de Artes y Oficios en la época en que fue director Ernesto (Macumé) Argote, alcanzó su mayor esplendor y era un colegio al que le abrían paso cuando transitaba por la Avenida Central. Hubo marchas que se hicieron famosas como "Pájaro Loco" por el Artes y Oficios; "Pancho López" por el Instituto Nacional de Agricultura de Divisa; y "Ases al Volante" por el Instituto Nacional. Y es que la alta oficialidad de estos colegios premiaba con una "raya" o mérito a los autores de marchas que contribuyeran a fortalecer el repertorio de la banda. Y es que en los años 50 había verdadera rivalidad en este aspecto, y ello se acrecentaba cuando venían delegaciones del Abel Bravo de Colón, la Normal de Santiago y los colegios La Salle, el IJA y La Profesional de la capital. En los años 70, surgió la Escuela El Hogar, jefaturada por Armando Sánchez y que revolucionó el estilo de las bandas de guerra. Hay que hacer mención especial de las bandas del Naudeau y del América como puntales de los desfiles patrióticos. También el Moscote, el IPA y el Episcopal San Cristóbal. La Escuela Panamá (Panamá School) fue la primera en sacar cinco batuteras y ello causó sensación cuando ocurrió a mediados de la década de los 50. Hay, pues, toda una historia llena de dinamismo y colorido en las efemérides patrias, y hay que citar aquí a otros directores como Ventura Delgado del Instituto América; el profesor Villa del Fermín Naudeau; el profesor Tejada del IPA; Aramís Aguilar, del Moscote y el profesor Narciso Zúñiga del Instituto Nacional, quienes dejaron huella en sus respectivos colegios.
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