Cuando se anunció la vacuna contra el Sida, el pasado 24 de septiembre, los más de 33 millones de personas que viven con esta enfermedad suspiraron, y no sólo ellos, sino también los millones de personas que temen contraer esta infección.
El descubrimiento de la primera vacuna contra el sida en 25 años, que ha mostrado "una eficacia moderada" para prevenir la infección, suponía uno de los pasos más grandes dados nunca en este campo. Sin embargo, un segundo análisis del producto -que ya se conocía en aquel momento- rebaja las expectativas creadas y sugiere que la eficacia es menor de lo que se sugería. Incluso, puede no ser estadísticamente significativa.