Brasil cuenta con 17,6 millones de armas ligeras, el 57 por ciento de las cuales son usadas de forma ilegal, según denuncia un informe publicado conjuntamente por el Instituto de Altos Estudios Internacionales de Ginebra (HEID), la ONG Viva Rio y el Instituto de Estudios de Religión (ISER).
El informe, divulgado ayer, lleva por título "Armas ligeras en Brasil: Producción, Comercio y Holdings", y ha sido publicado por la entidad Small Arms Survey, que depende del HEID.
El texto hace un pormenorizado análisis de la presencia de armas ligeras en Brasil, su origen, presencia y uso, y las diferencias que existen entre los distintos estados de ese país de tamaño continental.
En el 72 por ciento de los casos, las armas ligeras pertenecen a compañías privadas o a individuos particulares, aunque hay marcadas diferencias geográficas.
Si bien en las grandes ciudades como Sao Paulo, Río de Janeiro o Brasilia predominan las pistolas, en las regiones más agrarias de los estados del interior, como Acre, Roraima, Mato Grosso o Mato Grosso do Sul, las armas más comunes son los revólveres o los fusiles.
"Las realidades locales y regionales deben considerarse antes de proponer adecuadas políticas de control", especifica el texto.
El informe señala que el denominador común entre los estados es "el pobre e inadecuado registro de las armas ligeras".
En relación a la producción, el informe recuerda que Brasil es el segundo mayor productor de armas de Occidente, y constata "que las armas de fuego usadas por el crimen organizado brasileño son sobre todo producción nacional".
PRODUCCION
Actualmente, la producción de armas ligeras en Brasil representa un volumen de unos 100 millones de dólares.
Las exportaciones de armas ligeras, municiones y accesorios se triplicaron entre 1982 y el 2007 y generaron unos 199 millones de dólares.
La producción de armas ligeras en Brasil creció de forma exponencial en la misma década en que se detectó un aumento de la violencia.