Se le puede aplicar a hombres y mujeres, sin excepciones, aun cuando son más los casos reportados de hombres que no cumplen su palabra de amor y, mucho peor, le dan a su mujer una verdadera vida de perro. Pero también hay mujeres inescrupulosas, quienes no se entregan de cuerpo y alma al hombre que comparte con ellas la vida. Le engañan, no le apoyan para que triunfe, le humillan, y se la pasan exigiéndole más y más y más.
Los hombres, sobre todo acá en Panamá, tienen dos manifestaciones horribles: el adulterio y la violencia. Se van a la cama con otras mujeres distintas a la que la sociedad reconoce, y hasta son capaces de mantenerlas en un ambiente de terror y golpes.
En esas circunstancias viven más familias de las que uno cree. Mujeres que se revientan la espalda trabajando y llegan a la casa para encontrar al marido borracho, o no encontrarlo, porque están en la calle con otra. Hombres que se dedican ciento por cien a su familia, mientras su mujer se dedica a gastar dinero y a obsequiar su cuerpo al hombre que más le gusta en la avenida. ¿Qué será de nuestros hijos creciendo en casas donde papá y mamá se la pasan humillándose? ¿Hay futuro en esas circunstancias? Una tierra sin familias con bases fuertes, está condenada a desaparecer. |