Semana crucial esta para el deporte panameño, por fin se sabrá si la desprestigiada y vulgar Organización Deportiva Bolivariana (ODEBO) otorga a Panamá la sede de los Juegos Bolivarianos del 2013.
Estos Juegos -muy devaluados por cierto- fueron utilizados por el Comité Olímpico de Panamá (COP) -el que preside Miguel Sanchiz- como una especie de anzuelo con el cual se pretendía enganchar al Gobierno y llevarlo a cometer "ñamuras" jurídicas.
El mensaje (¿o chantaje?) era claro: el COP -que reconoce el COI-, con clara complicidad de la ODEBO, exigía la inscripción de su junta directiva en el Registro Público y el destierro de la presidida por Miguel Vanegas, a cualquier precio y de una buena vez, no importaba el método ni si había que ultrajar o violar cualquier regla. Si el Gobierno no cumplía, si no hacía caso, que se olvidara de los Bolivarianos. La amenaza no les funcionó. El presidente Ricardo Martinelli no les corrió el gusto y les dejó claro que lo que pedían era -a todas luces- una aberración.
Este 19 de octubre, Panamá -que ya le dio a la ODEBO una "paga" por adelantada- debería ser ratificada como sede de los Bolivarianos del 2013, a no ser que Miguel Sanchiz -como ya lo hizo en julio pasado cuando Panamá perdió la sede de los Juegos Centroamericanos- asista a Acapulco, México, donde se reunirá la ODEBO, y sabotee las aspiraciones istmeñas.
Demasiadas equivocaciones acumula ese COP que, además de Sanchiz (baloncesto), acuerpan Franz Wever (béisbol), Mariana López (natación), Fernando Samaniego (¿?) y unos que otros parásitos que se hacen llamar "miembros permanentes". ¡Qué lujos se dan estos señores! Ponen a Gobiernos contra la pared, impiden a atletas representar a su país (por ejemplo, a los de la federación de taekwondo). No esperemos milagros, a esta gente hay que arrancarla de nuestro deporte, porque -decía José Ingenieros- "el mediocre no reconoce sus yerros ni se avergüenza de ellos".