Existe la preocupación que el comercio de las ventas de piezas de automóviles en nuestro país está sin control; porque mi amigo lector, muchos de estos repuestos sus costos se registran demasiado elevados. Existe la impresión de que los dueños de estos establecimientos quieren hacerse ricos de la noche a la mañana.
En la actualidad la tenencia de un vehículo o automóvil ya no constituye un lujo, sino una necesidad, teniendo en cuenta que las personas realizan un esfuerzo para adquirir un transporte que les facilite poder movilizarse sin contratiempos hacia sus destinos.
Sin embargo, el dolor de cabeza surge cuando por cualquier circunstancia su vehículo registra algún daño, y que su mecánico le confirme la necesidad de comprar tal o cual pieza, y a la hora de acudir a uno de estos establecimientos para la compra del repuesto, te encuentras que la pieza a reemplazar registra un precio excesivo.
No hay control porque ahora te aplican la norma que existe una legislación que estipula que estos no son artículos de primera necesidad, que esta figura se aplica a detalles como artículos de lujo (no sé qué lujo es tener un vehículo), pero lo cierto es que no podemos caer en materia de oferta y demanda, en el abuso excesivo.
Alguien tiene que hacer algo y pronto, porque este libertinaje en determinados comercios no puede estar sujeto al libre albedrío. Recuerdo perfectamente bien al final de la década de los 80, que cuando se presentó en la Asamblea Legislativa un anteproyecto de ley para la regularización de esta materia en la Comisión de Comercio, para establecer una regulación al comercio de la venta de piezas de automóviles, se observó el desfile de poderosos comerciantes que se reunían a puertas cerradas con los legisladores para evitar a toda costa que el anteproyecto ni siquiera pasara a consultas.
Ahora, después de tantos años, vuelve la inquietud por este desenfreno que estamos viviendo los más de 500 mil propietarios de automóviles en la ciudad capital. Esto no puede seguir. Las elecciones generales son en el 2014. Hay tiempo para rectificar.