Por: Milciades Ortiz
Esta vez el pasado casi "pasó" inadvertido. Es cierto que son más de 40 años, y que muchos panameños tienen menos que esa cantidad.
Pero los que sufrimos el terror del vulgar "cuartelazo", que convirtieron luego en "Proceso revolucionario", no podemos olvidar.
Claro que ahora se pueden hacer análisis más tranquilos, aunque muchos que se favorecieron de la dictadura de veintiún años todavía siguen por allí... sin pagar sus crímenes.
Aclaro que el golpe militar se dio por la politiquería que existía en ese momento. Los militares siempre habían tenido su "cuota de poder" y de enriquecimiento.
En los años cincuenta un militar se sentó en la silla presidencial con los votos. Luego al ser asesinado el coronel José A. Remón, hubo una especie de "repliegue" de los uniformados. La realidad es que nunca dejaron de tener poder.
Cuando los gobiernos civiles fallaban y la gente se echaba a la calle, los militares aparecían para poner orden.
Así ocurrió en mayo del cincuenta y ocho, cuando los estudiantes se rebelaron pidiendo "más escuelas y menos cuarteles".
Hay que señalar el ambiente que había en la región. La revolución cubana llenó de miedo a EE.UU. Pensaban que se extendería en toda Latinoamérica.
Entonces hubo la manipulación de oficiales jóvenes, a quienes se les decía que eran la institución que podía salvar al país de los politiqueros.
Cuando el Dr. Arnulfo Arias ganó limpiamente las elecciones, mucha gente tuvo miedo. El "caudillo" era autoritario.
No se dejaba manipular por nadie y menos de los militares, quienes lo habían tumbado en los cincuenta a "sangre y bala".
Las estructuras tradicionales del poder tenían un período de gobierno lleno de tensiones. Además en los EE.UU. había sectores que no gustaban del Dr. Arias, pues recordaban que durante la Segunda Guerra, no quiso armar los barcos panameños.
Si había civiles corruptos, si los derechos humanos eran burlados por politiqueros (eran la llamada "Patria Boba") los militares demostraron que eran peores.
Fueron veintiún años de asesinatos, exilios, torturas, violación de los derechos humanos, enriquecimiento ilícito, etc., ¡que no deseamos que vuelvan!