Desde hace seis años la explotación bananera en el distrito de Barú vive de crisis en crisis. El negocio que pasó de manos de la transnacional Chiquita Brands a la Cooperativa de Servicios Múltiples de Puertos Armuelles (COOSEMUPAR) integrada por trabajadores, registra resultados desastrosos.
Cada cierto tiempo, el Estado tiene que salir en auxilio de COOSEMUPAR para pagar la planilla, cuotas al Seguro Social y otros compromisos. El negocio anda de tumbo en tumbo. Desde hace 11 meses no se cultiva banano en las 12 fincas. Desde hace tres quincenas los obreros no cobran y las deudas ya superan los 40 millones de dólares.
Se han ensayado diversas opciones: la venta de la producción a la Chiquita Brands y luego comercializar el producto a través de la Bolsa de Productos (BAISA), pero la crisis persiste.
En mayo se estuvo a punto de un nuevo acuerdo con la trasnacional Del Monte, que administrará las plantaciones en Puerto Armuelles por un periodo de 25 años, tras llegar a un acuerdo con el Gobierno por la suma de $54 millones.
Esa esperanza para el golpeado distrito de Barú se desvaneció, porque la empresa se asustó por los paros y otras acciones del sindicato. Prefirieron no adquirir un dolor de cabeza.
Así las cosas, COOSEMUPAR ha ido de interventor en interventor. Sus operaciones son como un barril sin fondo a la que el gobierno tiene que estar subsidiando y para colmo de males, en estos momentos no produce nada, salvo gastos.
Hay que aceptar la realidad, las bananeras bajo el sistema de cooperativa ha representado un total fracaso y todo indica que el gobierno no pretende seguir subsidiando sus operaciones. Se hace necesario encontrar una fórmula para que las empresas con experiencia en el sector asuman la explotación de las plantaciones y traten de salvar las más de 2,000 plazas de empleos en peligro. Ensayar otras fórmulas, es sólo alargar la debacle.