Teniendo la historia de las relaciones entre Panamá y los Estados Unidos, a partir del siglo XVIII, un devenir con intervenciones políticas y militares, se explican las diversas reacciones que han provocado los señalamientos de la embajadora de ese país, Linda Watt.
No obstante, no nos debe extrañar esos señalamientos. Es la reafirmación de una política exterior exigente para sus amigos y socios, que abarca más allá de Latinoamérica y que es diseñada no sólo por el Ejecutivo, sino por el Congreso norteamericano.
Y es que la política exterior de los Estados Unidos, tal como lo afirmara el entonces Secretario de Estado, Henry Kissinger, debe ser una empresa compartida. Esto a pesar de que en 1995 dirigentes del Partido Republicano, con el fin de formalizar la injerencia del Congreso para el uso de tropas en el extranjero, presentaron dos proyectos de ley para limitar las facultades del Presidente Bill Clinton, en la conducción de la política exterior.
El comercio para los Estados Unidos, no es independiente de otras variables de orden político. Recordemos cuando hace poco Roger Noriega, quien fue propuesto por el Presidente George Bush para manejar la política hemisférica, debió hablar casi tres horas ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado. En esa ocasión, los senadores le reclamaron a la Casa Blanca, que asumiera un mayor compromiso y atención a la estabilidad y a la seguridad cerca de Norteamérica.
Finalmente, uno queda muy claro cuando lee análisis e informes del avance del Tratado de Libre Comercio que adelanta Chile con los Estados Unidos, se establece claramente que el comercio no es independiente de otras variables de orden político. |