La palabra yihad, que en árabe es masculina y puede traducirse como "lucha" o "esfuerzos", designaba, en tiempos en que vivía Mahoma el Profeta (siglo VII), la guerra contra las tribus paganas para instaurar el Islam.
Luego, la palabra adquirió rápidamente un doble sentido: el primero, privilegiado por los responsables del Islam en Francia, por ejemplo, se refiere al esfuerzo que el creyente debe cumplir en sí mismo para controlar sus pasiones (gran yihad).
El segundo, evoca la defensa del Islam contra las agresiones externas (pequeña yihad). Con la desaparición de una autoridad única del Islam, a partir del siglo VIII, nadie más detentó la autoridad para hablar en nombre de la comunidad de creyentes y decretar una eventual "guerra santa" conquistadora. En cambio, para proteger los lugares santos, se lanzaron yihads defensivas. |