Juan Miguel García es licenciado en folclore en la regional de Azuero de la UTP y desde hace 12 años se dedica a elaborar diablos sucios de barros.
Sus artesanías son cotizadas entre familiares de extranjeros residentes en Estados Unidos, España y Brasil.
Un trabajo que lleva en la sangre, pues es nieto de una de las artesanas más conocidas de La Arena de Chitré, doña Estefanía Murillo, quien le enseñó a crear cazuelas, tinajas y ollas de barro. Además, durante la primaria participaba de los talleres de alfarería que se dictaba en aquel entonces, y con el pasar de los años, en compañía de sus padres, Miguel Ángel Cruz García (Viejo Lina) y Domitila Quintero, se dedicó a fabricar diablicos de barro en cuadros, empotrados en paredes o sobre base de madera.
El trabajo es arduo, toma un día elaborar de 15 a 18 piezas de barro, al día siguiente se pulen y se le abre un agujero para guindarla. Se espera de cuatro a cinco días para que se seque la pieza al sol, y luego se introduce en el horno durante tres horas, se deja reposar hasta el día siguiente. Se coloca en agua para encontrar grietas y se pinta. Para esta labor, cuenta con la ayuda de su esposa, Gisela Ríos; sus hijos Effie y Juan Miguel García.
Cada diablico tiene un costo de B/6.00 y los cuadros cuestan B/22.00 enmarcado y con espejo.