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Tradición

Milciades Ortíz | Catedrático

Sentí­ un vací­o en el corazón. Se habí­an ido más de medio siglo de tradición.

Sólo se veí­a la vieja chimenea de piedras de rí­o. Por mi mente pasaron veloces decenas de recuerdos de ese sitio.

La modernización terminó con el viejo hotel campestre de El Valle de Antón.

Supe que piensan reconstruirlo parecido al anterior. Eso no se puede. Lo mismo sucederá con el Arco Chato. Reconstruido no es igual al viejo...

Desapareció el restaurante con su vista a un pequeño bosque de pinos, donde a veces se veí­an ardillas juguetear.

Pero lo que no ha podido acabar el progreso son las tres imponentes montañas.

Tampoco el modernismo eliminó la tradición vallera de los huecos en las calles.

Desde que era niño recuerdo los "cráteres de la luna". Destrozaban automóviles que transitaban por algunas calles de El Valle de Antón.

Lo mismo ocurrí­a con la carretera que lleva a ese sitio turí­stico. Se decí­a que era una manera de mantener activa una cuadrilla de tapadores de huecos.

Sellaban los orificios con una lámina delgada de asfalto. Al finalizar el trayecto de veinticinco kilómetros, ya se habí­an abierto los hoyos del comienzo.

Esto se acabó cuando se puso una capa asfáltica de varias pulgadas. Así­ deben hacer con las calles internas del lugar.

El Valle a comienzos de septiembre estaba lleno de turistas nacionales y extranjeros, que compraban con entusiasmo.

Otra tradición que me llevó el turismo interno fue al museo que está al lado de la Iglesia.

Se ve bien ordenado, con muchas piezas que uno no se imagina.

La señora Marí­a Félix Ruí­z, cuidadora del Museo ese domingo, nos dijo que el éxito del sitio se debe a los esfuerzos del padre José Noto, quien al jubilare se quedó allí­.

Él ha escrito un libro sobre la historia de El Valle de Antón.

Se pudo ver utensilios de piedra de los indios que vivieron hace miles de años.

Son interesantes los documentos que señalan que El Valle fue un volcán activo hace once millones de años. Luego se quedó "dormido" hace tres millones de años (¡jo, qué sueño!).

Apareció un lago y luego se secó, quedando el hermoso valle con su clima fresco. Al perforarse a una profundidad del alto de un edificio de dieciocho pisos, se encuentra lava frí­a.

Pero los volcanes nunca mueren...



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