Osama bin Laden, el hombre acusado por Estados Unidos de orquestar los terribles atentados terroristas en Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001, podría haber fallecido por tifus, según indicaron servicios de espionaje de Francia y Arabia Saudí.
La noticia, filtrada por un diario francés, corroboraría otro reporte publicado en la revista "Times", que advertía que Bin Laden se habría enfermado gravemente al beber agua contaminada durante su prolongada fuga por la frontera afgano-pakistaní.
La incredulidad de Washington y París ante ese sorpresivo anuncio demuestra que el velo de misterio en torno a Bin Laden deja múltiples dudas sobre el paradero del hombre más buscado del mundo, que por su cabeza hay una recompensa de 25 millones de dólares.
La red terrorista Al-Qaeda es quizás la organización secreta más exitosa de la historia. Formada de los retazos del grupo MAKK, para financiar a los guerrilleros musulmanes que luchaban contra la ocupación soviética en Afganistán.
El multimillonario saudí es el fundador de esta sociedad, basada en el misterio y el fanatismo religioso islámico.
La osadía de Bin Laden de desafiar directamente a la hegemonía global norteamericana lo han convertido en una especie de promotor para que otros grupos radicales ingresen a las filas de Al-Qaeda y su lucha contra Occidente.
De confirmarse la muerte de Bin Laden en Pakistán, esto de seguro lo inmortalizará por no haber sido capturado por los estadounidenses. Aunque también su fallecimiento será un duro golpe a la dirigencia de Al-Qaeda.
Bin Laden nació en cuna de oro, y si murió, pereció en la pobreza y aislado, sin saber de su familia, huyendo luego de cometer sus atrocidades.