Si hay algo que los panameños hacen igual a los brasileños es practicar un día después que se acaba el mes de la patria. Los cariocas hacen lo mismo un día después de las fiestas de carnaval. El objetivo es prepararse con tiempo para las celebraciones del año próximo, pero -en nuestro caso- se ha convertido en una verdadera pantalla para salir de casa con la excusa de ir a practicar redoblante, liras, tambores o con las batutas, descuidando de manera abierta los estudios.
El panameño, no importa de qué edad sea, siempre tiene un cuento para escaparse de la casa. Si es el marido, dice que se va con los amigos, pero lo que no sabe su mujer es que se va con otra; si es la mujer, dice que se va al salón a arreglarse, pero lo que no sabe el marido es qué hace la mujer antes de ir al salón y, ahora, los chiquillos se salen con las suyas. Dicen que van al parque Porras o a la esquina de la calle dizque a practicar, pero lo que no saben sus padres es que se van a romancear. Esto no es cuento. Se ha comprobado que siempre se registra un caso de embarazo en estos enredos de la celebración de las fiestas patrias durante el 3, 4, 5, 10 y 28 de noviembre. Las matemáticas no fallan. Nueve meses después del mes de la patria es agosto. ¿Usted no se ha preguntado por qué hay tantas personas que nacen ese mes? Aquí está la respuesta.
Es tiempo de tomar las cosas en serio. La entrega que realizan los estudiantes para que el cumpleaños de Panamá salga bien es excelente, pero no es bueno mezclar las cosas para tomar a una niña e iniciarla desde muy temprano en los actos sexuales, cuando en lo que tiene que estar metidas es en sus estudios y no en otra cosa.
El día en que sea sólo práctica y no jodedera, quizás las cosas serán mejores para todos. Seamos mejores ciudadanos porque no se puede tomar al país de excusa para hacer lo que no se debe, además todo se sabe en este querido país.
